El procedimiento se realiza bajo anestesia general. Se lleva a cabo una sedación profunda para que la paciente no se mueva ni sienta dolor, aunque en otras ocasiones también se puede realizar aplicando anestesia local alrededor del cérvix. A continuación, se trata de facilitar la entrada del instrumental con el que se realiza el legrado y para ello se utilizan unos cilindros metálicos de diferentes grosores. Una vez conseguida la dilatación se realiza el legrado. Este se puede realizar con un asa de metal en el extremo de un mango largo y delgado, que tiene una forma similar a una “cuchara” o bien con una cánula de aspiración. Siempre debe hacerse bajo cobertura antibiótica profiláctica.
Una vez realizado el procedimiento se comprueba que no haya un sangrado excesivo, que no haya ninguna lesión en el cérvix como consecuencia de la dilatación y se remite la muestra de tejido a la unidad de anatomía patológica.